Hay un reto grande no
solo en el maestro, sino también en los padres, nuestros guías, quienes forman
una tríada para transmitirnos desde que somos niños la pasión por la lectura y
el amor por los libros, pero también ya en edad escolar, es el maestro quien
nos guía por los caminos intrincados de las letras y nos ayuda a comprenderlas,
es quien nos extiende un mar infinito de géneros literarios y nos abre los ojos,
pero sobre todo la imaginación hacia mundos desconocidos sin causarnos tedio;
lastimosamente, no muchos profesores pueden lograrlo. Así puede darse que cuando
se va avanzando de grado, quizá se va perdiendo el interés por la lectura y se
cae en un círculo vicioso de aburrimiento.
Me pareció interesante la
forma en la que escribe Bart Moeyaert; el imaginar los personajes,
la situación y hacerlo sin un boceto, es un gran reto, el dejar que la historia
simplemente fluya y parezca escribirse sola.
Por otro lado, el reto
como escritor es crear un mundo tan cautivador y fascinante, que el lector
quede atrapado entre cada línea, entre cada párrafo y cada página del libro;
considero que aplica para cualquier género que se realice. Y sería perfecto hallarlo
en cada lectura que recorramos como asiduos lectores.
Además, el reto que se
nos presenta en el cuento ambiental, es escribirlo con tal fascinación que
cautive a nuestros lectores y sea para ellos, pero que también nos llene el
alma a nosotros como escritores y que alcance el objetivo primordial del mismo,
informar y generar una consciencia ambiental en la sociedad.
Me volví escritor porque mis maestros me enseñaron a amar la lectura: Bart Moeyaert
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