Notas Pautadas
I
Reunidas
estamos todas
soledad,
puerta y quimera
por ti
abogamos juntas
al sol
de la hora primera.
Le
pedimos solo unos minutos
para
enviarlos hasta tu ventana
tómalos
amor de la esperanza
y
vacíalos en notas pautadas.
Has de
mi ausencia un himno
que
alborote las melodías
de un
alma encantada
en la
brisa confinada.
II
¿Qué
harás cuando
la
barca se vaya
y te
des cuenta
que me
quedo
en esta
playa?
Un pie
sobre el manto azul
donde
la espuma acaricia
mis
dedos y mi alma,
mientras
solo por ti
pido un
deseo a la estrella
luminosa
de la mañana.
Robarle
horas
al infinito
tiempo
para
que escribas
notas
pautadas
en mi
recuerdo.
III
¿Qué
haces hoy?
Cuando
soy solo un suspiro
un suave
hálito de viento
que ni
siquiera en reflejo
acaricia
tu hermoso pelo.
¿Qué
harás mañana
cuando
camines
por esas
largas calles
que de
la mano recorrimos
y la
soledad te hable
de
bellos instantes
al
designio abandonados?
Y sí
mañana pasaras
por el
parque y miraras
con esa
vista perdida
como
quien busca
lo que
no encuentra
y de
pronto a lo lejos
gritaran
mi nombre.
¿Qué
sentirás?
IV
Escucharas
ese nombre
modificado
por el eco
que
alguna vez te dijo
“te
quiero” mientras
decías
mi nombre.
Y de
nuevo te extravías
en el
eco del silencio
que
repite este nombre
sin
saber que lo perdías
desde
hace muchos días.
Quizá sentirás
nuevamente
ese
retumbo atolondrado
de un
latido casi ufano
prisa
cautiva de tu mente
alborotador
y corazón latiente.
Tal vez
modificaras tus pasos
queriendo
correr
para
alcanzar lo inanimado
de mis
brazos.
Brazos
efímeros
del
viento que ha partido
hacia
el lucero del alba
a tan
solo pedirle
un
minuto del tiempo.
V
Quieran
mis ojos enviarte
mi
último instante
envuelto
en una lágrima
de amor
hechizada
que
solo desea
una
nota pautada.
Tan
solo notas pautadas
para
bailar con ellas
en la
mirada de tu alma
espejo
encantado del alba
que
escribe notas pautadas
melódicas
y enamoradas.
VI
¿Qué
harás si el viento
te
susurra “Adriana”
desde
la alborada?
Escribe
tan solo
una
nota pautada.
Una
nota pautada
que
llegue hasta mi alma
en la
escasa hora primera
del
viento y la palmera
en la
playa abandonada
por
amor a una quimera.
Addy
Molina
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