Recientemente termine de leer “El Libro Salvaje” de Juan Villoro. Un libro de corte infantil de lo más emocionante y entretenido, es de esos libros que me hacen soñar con bibliotecas enormes llenas de libros interesantes y en esta ocasión, los libros tienen vida, se mueven de lugar y buscan a sus lectores. Los lectores a su vez les damos vida y podemos contribuir a modificar en cierta forma su narración. En fin, se los recomiendo si les agrada leer historias infantiles (no importa si eres adulto, todos tenemos nuestro niño interior al que hay que mimar de vez en cuando).
Ahora quisiera contarles que empecé a leer a Juan Villoro cuando tenía apenas 11 o 12 años (no recuerdo bien) fue cuando iba en secundaria y justamente en la clase de español nos hicieron leer “El profesor Zíper y la fabulosa guitarra eléctrica”, fue el primer libro que termine de leer completo y aunque me lo dejaron de tarea, no fue obligado, lo disfrute muchísimo, gracias a Juan Villoro le tome gusto a la lectura, me abrió un mundo nuevo lleno de encantos.
Lo emocionante de todo este post es que lo que en realidad quiero compartir con ustedes no es recomendarles un libro o ni siquiera un autor, quiero compartirles una experiencia, de las mejores de mi vida.
Hace unos meses conocí a Juan Villoro en la firma de su primera historieta (o Novela Gráfica como le llaman ahora) “La Calavera de Cristal”, por supuesto que también conocí a Nicolás Echevarría que escribió el guión junto con Villoro, además también conocí a BEF, el ilustrador de esta historieta. Los tres firmaron mi libro y no es que quiera restarles importancia, simplemente llegué hasta ese lugar con única intención de conocer al escritor que hizo posible que la lectura se volviera parte de mi vida, Juan Villoro.
Me emocionó todo, desde su personalidad, su estatura (un hombre muy alto), su sonrisa pero sobre todo su voz y esa forma de irnos envolviendo en la presentación de su libro, siempre sonriendo y bromeando, de un carácter tan más hermoso que me emocione aun mas. Al final de la presentación, llegó el gran momento de por fin saludarlo y darle mi libro para que lo firmara, estaba yo tan nerviosa, terriblemente ansiosa, pasaba de un lado a otro mi libro, sentía que mi rostro estaba como jitomate (no podía verme, pero así me sentía), además creo que mi cuerpo entero temblaba, jaja. Dirán que es una exageración todo este sentir, pero así era, de pronto mis emociones estaban invadiendo ese instante, ese momento de conocer a alguien a quien admiras muchísimo y que nunca creíste poder llegar a conocer (no sé si alguna vez les ha pasado).
Ya cuando estuve frente a él, creo que me quede un poco pasmada, queriendo expresar mucho, sin decir nada, pero él fue bastante amable y sonriendo me animo a seguir la conversación, fue de lo más lindo, al final termine diciéndole que desde la secundaria comencé a leer gracias a él, me sentí apenada, pero no me importo. Allí estaba con él y cuando le dije que si podía retratarse conmigo, fue de lo más amable, él estaba sentado para más comodidad a la hora de firmar, pero me sorprendió mucho y me agradó en demasía que se levantara para que nos pudiéramos tomar la foto.
Y que les digo, que ahora esa foto, la guardo como un tesoro y aquí se las muestro.
Esta es mi foto con Nicolás Echevarría que pude conocer esa ocasión (y que no sabía que estaría en la firma de libros, aun así aproveche la oportunidad para retratarnos).
Y esta otra, es mi foto con BEF (me encantaron sus ilustraciones).
Y aquí está la foto de mi libro firmado.
Y bueno, esa es mi anécdota con Juan Villoro…
Addy Molina
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