jueves, 22 de enero de 2015

Comentario al artículo "Me volví escritor porque mis maestros me enseñaron a amar la lectura: Bart Moeyaert"



Hay un reto grande no solo en el maestro, sino también en los padres, nuestros guías, quienes forman una tríada para transmitirnos desde que somos niños la pasión por la lectura y el amor por los libros, pero también ya en edad escolar, es el maestro quien nos guía por los caminos intrincados de las letras y nos ayuda a comprenderlas, es quien nos extiende un mar infinito de géneros literarios y nos abre los ojos, pero sobre todo la imaginación hacia mundos desconocidos sin causarnos tedio; lastimosamente, no muchos profesores pueden lograrlo. Así puede darse que cuando se va avanzando de grado, quizá se va perdiendo el interés por la lectura y se cae en un círculo vicioso de aburrimiento.

Me pareció interesante la forma en la que escribe Bart Moeyaert; el imaginar los personajes, la situación y hacerlo sin un boceto, es un gran reto, el dejar que la historia simplemente fluya y parezca escribirse sola.


Por otro lado, el reto como escritor es crear un mundo tan cautivador y fascinante, que el lector quede atrapado entre cada línea, entre cada párrafo y cada página del libro; considero que aplica para cualquier género que se realice. Y sería perfecto hallarlo en cada lectura que recorramos como asiduos lectores. 

Además, el reto que se nos presenta en el cuento ambiental, es escribirlo con tal fascinación que cautive a nuestros lectores y sea para ellos, pero que también nos llene el alma a nosotros como escritores y que alcance el objetivo primordial del mismo, informar y generar una consciencia ambiental en la sociedad.


Me volví escritor porque mis maestros me enseñaron a amar la lectura: Bart Moeyaert





lunes, 20 de mayo de 2013

Cómo leemos el Quijote (LIBRO)


Cómo leemos el Quijote
José Rubén Romero




Recién leí "Cómo leemos el Quijote" y me emocionó identificarme en alguna de sus etapas.


En esta lectura te encuentras de cara con las reflexiones de José Rubén Romero en torno a Cómo leemos el Quijote: y seguro que en alguno de esos momentos habrás de encontrarte al igual que yo lo he hecho. 

Estas reflexiones me llevaron a recordar la primera vez que leí el Quijote, cuando contaba menos de 15 años  y ahora me han dado ganas de volver a leerlo y encontrar en su lectura, quizá algo parecido a la sensación que nos describe José Rubén para cada etapa de la vida, con una gran sencillez de lenguaje y claridad de estilo.
Las naciones y los individuos, en la constitución de nuestro ser, llevamos interiormente ambos personajes cervantinos, que contemporizan uno con el otro para poder vivir. Nuestro Quijote interior moraliza, dirige y norma los actos del alma, al mismo tiempo que Sancho procura el sostenimiento del cuerpo. Don Quijote y Sancho son indisolubles, aun en las representaciones de la cultura humana. 
Una y otra vez repasemos el Quijote, volvamos a leerlo con la emoción renovada de todas las épocas: riendo, como cuando éramos niños; soñando, como cuando fuimos jóvenes; pensando y llorando como cuando somos viejos... -Rubén Romero


Sin duda, es una lectura que no puedes dejar pasar, pero mucho menos, puedes dejar de leer la magnífica obra que ha sido la inspiración para tan acertadas reflexiones "El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha"

Son muy airosas las plumas que lucen en los chambergos, pero una sola, la que sirve de espada a la inteligencia, vale por todos los pavos reales que menosprecian el mérito de un buen escritor.- Rubén Romero





sábado, 4 de mayo de 2013

Travesuras de la niña mala (Libro)



Travesuras de la niña mala
Mario Vargas Llosa


Recién termine de leer por segunda vez esta gran novela, muy recomendable, en ella encontrarás una versión del amor, ese amor que no es romántico y sin embargo, es amor.

Esta historia de amor, abarca prácticamente toda la vida de Ricardo Somocurcio y "la niña mala". Ricardo se enamora de ella desde su adolescencia y a lo largo de cuatro décadas ocurren encuentros y desencuentros entre ellos, en distintos países -Perú, Francia, Inglaterra, Japón, España- y siempre ella se le presenta con un distinto nombre y nacionalidad; según su amante en turno, puesto que ella es "una aventurera", siempre en busca de un mejor nivel socioeconómico y no lo pensará dos veces en conseguirlo, sin importar lo que sea, incluso sin importar si ella cae enferma. Siempre contará con "El niño bueno"; Ricardo Somocurcio, su eterno enamorado.

Definitivamente esta novela te atrapa al instante y mientras disfrutas de su lectura, te percatas que el amor puede tener mil caras, mil personalidades, todas conviviendo dentro de un mismo ser. Así mismo, ese sentimiento de amor, se aferra a uno  y nos mantiene vivos aunque algunas veces lastime y otras nos de la felicidad que podemos llegar a creer infinita, hasta que asesta un nuevo golpe para dejarte en el salón lóbrego de la depresión como le ocurre al pichiruchi.

En palabras de Mario Vargas Llosa: "El amor es algo muy interior, algo que no se puede explicar. Los románticos decían que era un  puro movimiento de las emociones, y tampoco se puede explicar como una sublimación del instinto sexual. Con el amor hay algo más, es algo extraño, algo que implica a todo lo que es la condición humana: el instinto, el sexo, la pasión, también el espíritu, y ciertos fantasmas del inconsciente que de pronto se vuelcan en un tipo de relación que saca lo mejor y lo peor de las personas".


Sin duda alguna, es una magnífica novela que no puedes dejar de leer. 

"A veces una obsesión, nos hace descubrir los misterios del amor..."




Addy Molina